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sábado, 3 de julio de 2010

El PADRE Y EL HIJO

El PADRE Y EL HIJO


Vamos, hijo, -le dice un pobre obrero a uno de sus vástagos-, éste se queda mirándolo y le pregunta ¿pa` donde vamos pai si tengo que ir al colegio?.
Que colegio y que colegio! , -de una manera despectiva dice el viejo-, y con su cara gruñona y con una postura recia-
El sigue diciendo: Sí tiene que aprender a ganarte la vida, como me la gano yo.
Pero padre yo quiero salir de esta miseria.- Dice el vástago-

Que miseria si vive como un príncipe no ves que no te ha faltado nada. Grita el padre-
Nada, me ha faltado mucho, solo tengo comida y techo pero me hace falta conocimiento, me hace falta conocer el mundo y saber el porque de muchas cosas que aun no comprendo. -Responde el vástago-

Sí, se que eso es verdad, pero de que sirve que tu quieras estudiar, si lo que dominan la sociedad te ponen traba, no te permiten crecer, hay que estar de acuerdo con su línea de corrupción, con sus asesinatos moral a hombre que no están de acuerdo con su postura anti-humana, con sus enriquecimientos ilícitos que solo lo lleva a la muerte o grandes enfermedades, que después no pueden pagar para comprar salud.
¿Eso es lo que tú quiere hijo mío? -Dice el viejo con la garganta atragantada-

No pai, pero quiero llegar por cualquier medio a ser uno de ellos, porque desde aquí la cosas seguirían igual, y seguirán destruyendo a mas seres que quieren hacer el bien.
Y seguía diciendo- Pero si logro conseguir llegar hasta donde ellos podré romper esa maquinaria de miseria, pero de miseria espiritual que han implantado, provocando hambre y desasosiego para poder comprar voluntades a través del dinero, éste que solo hace al hombre mas pobre y más esclavo de placeres que solo lo llevan a la muerte. Dice el pobre vástago en con una voz muy entristecida.

Hijo perdóname, pero solo quería protegerte de esta sociedad que solo ve al ser humano como una herramienta para producir eso que le llaman dinero…, … dinero que es la maldición del mundo.

Y el viejo Sigue- Se que el conocimiento te hará crecer pero en un ambiente sano sin traba y sin mala fe, no en grupo que creen tener derechos sobre los demás para permitirle ser o no ser.

OK, viejo lo se, pero dejando pasar las cosas, no se arreglan, es involucrándose con ella y enfrentándola.

Si mi hijo, pero muchos pensaron como tu, y solo han encontrado la cárcel, el descrédito y hasta la muerte.

El hijo con los ojos aguado y sintiendo la frustración del viejo, le dijo: padre, sí ellos usan el “mal conocimiento” para mantener ese sistema de daños, podemos hacer un sistema de “Buena fe” para mantener un mundo mas justo donde predomine el amor al prójimo.

Al viejo ver que su hijo tenia la convicción tan clara de lo que quería respondió: Te doy la libertad hijo para que tu sueño se hagan realidad, porque el mundo es de lo que se atreven, sino tendré la satisfacción de que lo intentaste. Mis bendiciones que rey de los ejércitos te acompañen.

Gracias padre, Jehová Dios y tus bendiciones serán el escudo que me ayudará a luchar en el camino del triunfo.


Autor: Franklin Amparo

El perro, el perrito y el otro perro

El perro, el perrito y el otro perro



Entre un fuerte torrencial, mucho viento, y un frío que no aguanta más estaba un pobre perrito que se encontraba perdido en el centro de la ciudad, le pasó un carro cerca y al pisar un charco el agua lo empapó más, pero titiritando, el perrito se quejaba en cada paso, ya que no aguantaba el movimiento de sus mandíbulas.

Al pasar por el frente de un una mansión ve un perro en su casita y éste le aúlla pidiéndole ayuda, el perro dentro de su casita lo ve pero se hace que no le importa, el perrito sigue aullando pidiendo ayuda, pero la indiferencia sigue en pie.

Otro perro que estaba de forma voluntaria bañándose en el aguacero, ve que el pobre perrito estaba desesperado buscando donde aguareserse ya que el frío y la húmeda no le permitía dar un paso más, pero el perro que lo ve, se le acerca, y lo agarra por el cuello como acostumbran los perros-madre a su cachorro.

El desesperado perrito ya se sentía débil, no podía hacer una articulación más, porque un manto de frío se apoderó de su movimiento.

Pero el perro callejero poseía una sabiduría que solo lo da la calle.

Llevando el perrito cerca de un vehiculo estacionado que acababa de llegar y lo colocó cerca del moflee de este, causando el calentamiento del perrito; pero además del frío, el perro se dio cuenta que el perro se notaba hambriento.
Corrió hacia donde el poseía un escondiste, en donde guardaba sus excedentes, le trajo un par de hueso, dándole con esto el respaldo al perrito para que este se levantara del lado de aquel ya enfriado moflee.

Pero al levantarse de aquel mal momento le dice a su auxiliador lo siguiente:
Perro, ¿Porque tu no esta como el perro que esta en su perrera?

Si estuviese allí, no pudiera ayudar a más como tú y otro que necesitan de perro libre para poder ser más sensible con los demás.

De nada me sirve estar dentro de una perrera con lujo, comida, veterinario si solo sirvo para lujo.

Me sentiría utilizado, solo para satisfacer el egoísmo de otros. Estos que solo viven envueltos como aquel perro, dentro de su agonía de satifacerce ellos mismos y no sirven para hacer nada por el prójimo, y así hacer un mundo mejor. Dijo el perro libre

Autor: Franklin Amparo.

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