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lunes, 25 de abril de 2011

Página en actualización [ http://orbe15.blogspot.com ]: BALAGUER COMO PERSONAJE LITERARIO

BALAGUER COMO PERSONAJE LITERARIO Por Rafael Peralta Romero Rafael Peralta Romero, escritor dominicano nacido en Miches. autor de novelas como "Los tres entierros de Dino Bidal" y "Residuos de Sombra", y de otros libros, incluyendo cuentos. Es un reconocido periodista y académico.
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Al recibir el premio Nóbel 2005, el escritor británico Harold Pinter inició su discurso diciendo: "No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente cierta o falsa; puede ser al mismo tiempo verdad y mentira". Creo que estas palabras caen como lluvia en tierra árida en cuanto a la persona, la vida, la conducta política y moral del doctor Joaquín Balaguer, un hombre que hizo del enigma el soporte de su constitución síquica. En un diálogo público con Felipe González, expresidente del gobierno español, el novelista Mario Vargas Llosa dijo que Joaquín Balaguer es una de las personas más misteriosas y enigmáticas que ha conocido. El tema de la conversación era la novela "La fiesta del chivo", de tema dominicano, escrita por el autor hispano peruano, y en la que Balaguer interviene como personaje importante. Por su forma de conducirse, por la actuación durante y después de la tenebrosa Era de Trujillo y hasta por su propio carácter individual, Balaguer sale del molde de persona y alcanza la condición de personaje. No me refiero a su condición de persona notable de la sociedad, sino a esa acepción de la palabra que se refiere a los seres que intervienen en una obra de ficción: novela, teatro, cuento o cine. El tema de la disertación a la que ustedes han sido invitados se centra en la condición de Balaguer como personaje de ficción, es decir el uso que de él han hecho novelistas y cuentistas para dar sustancia y soporte a sus creaciones literarias. Quizá haya que separar entonces a la persona del personaje y me temo que se trata de una tarea complicada. Los personajes de la obra de ficción pueden ser hombres, mujeres, niños, cosas, animales y hasta ideas abstractas. Una idea abstracta puede ser el bien, como también el mal. Y resulta que Balaguer es el bien, es el mal, es la verdad, es la mentira y es también el misterio. Entonces, ¿cómo separar estos elementos para realizar una disección del personaje? Muchas personas, entre ellas algunas con formación intelectual, suelen emplear el término personaje para referirse a gente notable o muy importante. Yo prefiero reservar esa denominación para un ser que resulta de mezclar realidad y fantasía y que en la mayoría de los casos es capaz de sobrevivir a su arquetipo y hasta a su creador. "El personaje sólo existe dentro de un cuento. No lo veremos nunca por la calle conversando con personas reales". Esto ha dicho Enrique Anderson Imbert. Pero el tratadista argentino ha ido más lejos al afirmar con sobrado énfasis que "Dígase como se dijere, lo cierto es que persona y personaje son incomparables". Dicho elementalmente, el personaje es el agente que realiza la acción en una obra narrativa o teatral. La perfecta armonía entre el personaje y la acción o los diálogos que lleva a cabo es lo que se llama caracterización. El buen escritor ha de tener mucho de sicólogo para penetrar en el personaje y escrutar lo más íntimo, peculiar y útil de éste para realizar su trabajo de creación. Los estudiosos de la literatura han señalado a Honorato de Balzac y Fedor Dostoiewski como verdaderos maestros en el arte de bucear en el alma humana y revelar interioridades de la misma, que debe ser propósito de todo hacedor de personajes. Entonces, ¿hay o no diferencia entre la persona real y la persona sacada de la imaginación, es decir el personaje? La persona real con sus vicios y virtudes, sus fortalezas y debilidades cumple un rol social, vive, se enamora, trabaja, se reproduce y muere. Pero algunos seres humanos asumen comportamientos y peculiaridades tales que se constituyen en modelos de los escritores de obras de ficción. Y de Joaquín Balaguer ¿qué? Vuelvo al dicho de Harold Pinter: "No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso". Balaguer es una caracterización que el narrador literario asume o no asume, pero es un carácter dado por la realidad, que no es inteligente desaprovechar. Sobre todo, esto último, si se toma en cuenta una observación de Pío Baroja. El novelista y ensayista español apuntó lo siguiente: "…en la novela y en todo arte literario, lo difícil es inventar, más que nada inventar personajes que tengan vida y que nos sean necesarios sentimentalmente para algo…" (Vivaldi, 394) En cuanto a que si Balaguer es o no personaje, como son las creaciones literarias de ficción, no es invento de quien les habla. Personalidades con mayor rango así lo han considerado. El inquieto intelectual Belarminio Ramírez Morillo, persistente biógrafo del doctor Joaquín Balaguer, ha escrito entre otras obras una biografía para escolares del extinto líder político. En la introducción de su obra, en la primera línea, él afirma lo siguiente: "A pesar de que Joaquín Balaguer es el personaje que más ha contribuido al desarrollo de la sociedad dominicana, en la educación básica y secundaria no se le está dando un tratamiento acorde con su dimensión histórica". En esa misma obra, publicada en 2006 por Editora Corripio, el autor se refiere al doctor Balaguer al menos tres veces como personaje. La obra de Ramírez Morillo no es de ficción, sino histórica didáctica, que persigue dejar en los niños del país un concepto claro, de acuerdo a la visión política del autor, sobre la persona y la obra de Joaquín Balaguer, el estadista, el intelectual, el político. Aún así, el joven escritor aporta algunos trazos que contribuyen a configurar a Balaguer como personaje de ficción. Afirmar que a los 16 años había leído todos los libros de la Sociedad Amantes de la Luz y los de la biblioteca municipal de Santiago puede ser parte de eso. En ese mismo párrafo asegura Ramírez: "Las horas continuas que dedicó a la lectura en las bibliotecas le ayudaron a cultivar su paz interior, puesto que no le sobraba tiempo para preocuparse". El licenciado Ramírez Morillo no está sólo en esos juicios. Veamos. El doctor Leonel Fernández, que además de Presidente de la República, es un hombre de muchas lecturas y de competente manejo de la palabra, durante un acto celebrado el día primero de septiembre recién pasado, al conmemorar los cien años del nacimiento de Joaquín Balaguer, dijo, según lo reseñó el día siguiente en su primera página el periódico Hoy, que " la figura de Balaguer ha pasado del campo especulativo de la historia a formar parte de la leyenda y la mitología del pueblo dominicano". La crónica firmada por el periodista Elvis Lima, atribuye al doctor Fernández haber manifestado que "los grandes líderes que ha tenido la historia del mundo y sus respectivos personajes han sido fruto de la controversia, situación de la que no escapa el expresidente Balaguer". El Presidente Fernández ha hablado de leyenda, que es relación de sucesos que tienen más de maravillosos que de históricos o verdaderos; habló de mitología, conjunto de mitos de un pueblo o una cultura dada y atribuyó al líder reformista la condición de personaje, concepto que hemos venido definiendo y desde luego, el sentido en que lo emplea el doctor Fernández coincide con el nuestro. Los mitos, señalan los especialistas en retórica, derivaron de narraciones sobre personas reales que por sus hazañas primero fueron admiradas y después divinizadas. Pocos dudarán que el doctor Balaguer está en similar situación. Cinco obispos presidieron los oficios de su funeral. De modo que tenemos un Balaguer mítico y un Balaguer real, ¿dónde comienza y termina uno y dónde comienza y termina el otro? La gran ventaja que presenta Joaquín Balaguer como personaje literario puede trocarse al mismo tiempo en notable desventaja. Explico por qué. El personaje Balaguer viene dado por la historia, aunque haya pasado a la leyenda, es decir se trata de una materia prima procesada, divinizada, santificada. Desde el punto de vista de que el personaje sale "listo para usarse" es una ventaja, pues representa menor esfuerzo de creación para los autores literarios o guionistas de cine. Cada autor que involucre al personaje Balaguer en una historia, creará su trama a partir de su experiencia e intereses estéticos, ideológicos o de la índole que fuere, pero el trazado sicológico, la contextura espiritual y hasta su condición física, ya se conocen, todos coincidirán. El personaje no es hechura de nadie, nadie puede reclamarlo, pues se trata de un recurso que pertenece al dominio público. Desconozco, y creo que pocos manejarán esa información, cuántos novelistas, cuentistas o dramaturgos habrán compuesto obras en las que interviene el personaje Joaquín Balaguer, ya identificado o ya como arquetipo de personajes con otra identidad, pero con el alma y los caracteres del hombre nacido en Navarrete en septiembre de 1906. En lo inmediato, mi disertación se tornará en un recorrido, tal vez breve, por obras de ocho autores que se han valido de la caracterización de Joaquín Balaguer para edificar alguna de sus creaciones literarias.

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